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El efecto Mozart "El arquitecto de la música"

Actualizado: 1 jul 2024

En este artículo me apetece compartir la historia de uno de los más grandes compositores de la historia, Wolfgang Amadeus Mozart, “Wolfi” para los amigos.

 

Nació en Austria y más concretamente en Salzburgo, el 27 de enero de 1756, siendo considerado por muchas personas un auténtico Rockstar del siglo XVIII. Hijo del matrimonio de Anna Maria Pertl y Leopold Mozart, dicha pareja concibió siete hijos, pero tan solo sobrevivieron dos. Es bien sabido que en aquella época existía una elevada mortalidad infantil. Nuestro protagonista, Wolfgang Amadeus, tenía una hermana superdotada cinco años mayor que él, María Anna, apodada ”Nannerl”. Una niña con unas dotes extraordinarias para la música, pero eclipsada por el talento anómalo de su hermano   y por su condición de mujer en esos tiempos.

 

El gran genio de la música desde muy pequeño fue un niño enfermizo, ya que sufrió fiebres -posiblemente fiebre tifoidea-, escarlatina, viruela. Pero también se especula que hubiera podido padecer el extraño Síndrome de Tourette, una patología neurológica que causa pequeños tics nerviosos, como parpadeos y muecas o sonidos, improperios e insultos involuntarios.

 

Su padre, Leopold, era un excelente músico, un profesor de primera magnitud y compositor de orquesta de la corte del Arzobispo de Salzburgo. Durante el embarazo de su hijo, Leopold estuvo constantemente produciendo música, escribiendo uno de los tratados más importantes que se han escrito de cómo interpretar correctamente el violín y configurando las partituras de dicho libro publicado en 1756, año en que nació su hijo prodigio. Leopold describió su nacimiento como un “milagro de Dios” porque parecía demasiado pequeño y débil para sobrevivir.

 

Personalmente estoy convencido de que estas circunstancias influyeron clarísimamente en lo que voy a contar a partir de ahora sobre su vida.

 

El pequeño Mozart desde muy temprana edad mostró un talento especial y un gran oído: con tan solo cuatro años podía leer las notas musicales en un pentagrama y con seis podía tocar el piano y el violín con gran soltura. A los cuatro años aprendió a tocar el clavicordio, a los cinco compuso el primer minué, a los ocho su primera sinfonía y a los doce su primera ópera.

 

Su padre y mentor al mismo tiempo se dio cuenta de que su hijo era un niño virtuoso y desde muy pronto trató de enseñarle todo lo que sabía. El pequeño Mozart tenía mucha sensibilidad y absorbía muy bien la información de su padre. Trabajaba muy duro y se dejó la piel para evolucionar. Siempre estaba buscando la aceptación de su entorno y mucho afecto. Su infancia estuvo muy marcada por el trabajo.



Muy orgulloso de sus dos hijos, Wolfgang y Nannerl, y creyendo que podía sacar rédito económico de ellos -ya que la familia Mozart era trabajadora pero con mentalidad burguesa-  se llevó a los dos hermanos de “tour” por toda Europa. Tuvieron una vida de nómadas durante tres años y medio, actuando a dúo en los palacios más importantes ante reyes y sus cortesanos. Como era de esperar, los fabulosos hermanos tuvieron mucho éxito. Al cumplir Nannerl los 16 años, su hermano pequeño empezó a tocar solo, ya que ella dejó de ser considerada una niña prodigio, dedicándose finalmente a dar clases de piano para niñas.

 

Los hermanos tocaron juntos en Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra,... Cuando Wolfgang ya tocaba solo, visitó Italia y el Vaticano. Era el niño mimado y consentido de las altas esferas, desde el rey Jorge III de Inglaterra  hasta el Papa Clemente XIV, por citar algunos. Era considerado una superestrella por los grandes personajes de la nobleza.

 

A lo largo de su vida Mozart fue un hombre con mucha determinación, inquieto y muy apasionado, ya que disfrutaba mucho tocando música. Para él era como su patio de recreo donde todo fluía.

 

Es bien sabido que Mozart, sobre el año 1784, se convirtió en masón y se involucró en la organización e incluso compuso una serie de obras con temas masónicos de fondo, como la famosa La flauta mágica o Las bodas de Fígaro. Ambas contienen símbolos y mensajes e ideales de la Masonería, que incluyen la fraternidad, la verdad y la búsqueda de la mejora moral e intelectual.

 

Mozart con 25 años estaba inmerso en la vida social de Viena y casado con el amor de su vida, Constanze Weber. En esa época todo dependía ya de él: controlaba sus finanzas y se sentía liberado de la relación más bien controladora y tóxica de su padre. Empezó a llevar una vida de auténtico millonario, de hecho era de las personalidades que más ganaban en la Viena del siglo XVIII: en esa época ganaba 10.000 florines por año, cuando una persona de clase media-alta ganaba 500 florines anuales. Pero empezó la guerra entre Austria y Turquía y se produjo una crisis económica y en consecuencia los teatros de ópera empezaron a cerrar. Su música ya no estaba tan de moda. En esos tiempos Mozart estaba endeudado hasta las cejas por el vicio al juego que tenía y que no pagaba. Pedía dinero a sus amigos constantemente, porque vivía por encima de sus posibilidades. Murió arruinado el 5 de diciembre de 1791.

 

Su muerte fue prematura, causada por una fiebre reumática aguda, con tan solo 35 años. Tuvo un modesto entierro, en el que su cuerpo estuvo depositado en una tumba común. Fue una ceremonia muy solitaria para un compositor de renombre como el que Mozart gozó en vida.

 

A lo largo de su corta vida, compuso sinfonías, conciertos de piano y óperas. El catálogo Köchel -que enumera las obras musicales de Mozart- nos dice que Wolfgang Amadeus Mozart compuso 620 obras maravillosas. El legado inmortal de Mozart trasciende a través del tiempo y su música se sigue escuchando en las salas de conciertos más importantes del mundo.



El efecto Mozart


De manera general, a los seres humanos nos gusta escuchar música, cantar y estar rodeados de sonidos melódicos y armónicos. Es bien cierto que a lo largo de la historia la música ha sido empleada para sanar y estimular las emociones, ya sea con instrumentos o con la propia voz humana. En la época griega, Asclepio (dios griego de la Medicina y la curación) situaba a una persona enferma en el centro del Anfiteatro y usaba diferentes voces específicas para curar a la persona.

 

La música empezó a usarse como método terapéutico a mediados de la segunda mitad del siglo XX. Todo empezó con Alfred A. Tomatis, investigador, inventor y médico especialista en Otorrinolaringología y Psicología, de fama internacional. Sus teorías sirvieron para tratar problemas de audición y de lenguaje y se hicieron muy populares, con el nombre de “Método Tomatis”.

 

En concreto, en los últimos años se ha difundido el uso de programas de audición de música, especialmente de Mozart. Este estudio ha desencadenado un enorme interés por desentrañar los aspectos neurobiológicos de su música y de sus efectos sobre las funciones cognitivas. Por ejemplo, cómo ciertas melodías de Mozart pueden afectar la actividad en los enfermos con epilepsia.



Estudio de la sonata para dos pianos KV 448 de Mozart


En 1993 Frances Rauscher, investigadora y profesora de Psicología, realizó un estudio junto a un equipo de personas en la Universidad de California. Trataron de reunir a 36 estudiantes para realizar una prueba de razonamiento espacio-temporal. Antes de dicha prueba, durante diez minutos, dividieron a los estudiantes en tres grupos:

 

  • El primer grupo escuchaba música relajante para reducir la presión arterial.

  • El segundo grupo permanecían en silencio.

  • El tercer grupo escuchaba la sonata para dos pianos KV 448 de Mozart.

 

Este último grupo  obtuvo las  puntuaciones más altas que los alumnos de los demás grupos.

 

Una de las hipótesis de la mejoría de las funciones cognitivas de la Sonata para dos pianos KV 448 podría estar en relación con las frecuencias de esta partitura. Esta melodía produce una serie de frecuencias Alfa y Theta que ayudan a la persona a sincronizar sus actividades en ambos hemisferios de su cerebro, mejorando el aprendizaje.

 

Estos estudios -publicados en 1998- tuvieron tanto revuelo mediático que las autoridades de algunos estados norteamericanos -como el de Dakota del Sur, Texas y Tennessee- comunicaron que cada madre de un recién nacido debía recibir un CD de Mozart para estimular la inteligencia del bebé y para amenizar los primeros meses de vida de la criatura.

 


En la actualidad hay científicos que dudan sobre los beneficios a nivel cognitivo del efecto Mozart. A día de hoy no se puede afirmar con rotundidad que escuchar estas melodías favorezca o mejore las funciones cognitivas.

 

Pero sí  son alentadores y optimistas los estudios sobre el efecto de la sonata KV 448 para el cerebro de los niños epilépticos, pudiendo modificar el electroencefalograma y disminuir las descargas en el registro.

 

Para terminar comparto una frase de Arthur Miller, dramaturgo y guionista estadounidense:“Mozart es la felicidad antes de que fuera definida”


BIBLIOGRAFÍA

  • Artículo publicado en "EL DEBATE" el 27/1/23 por Gonzalo Jiménez Tapia con el título: Diez curiosidades sobre Wolfgang Amadeus Mozart en el aniversario de su nacimiento

  • Artículo publicado en MusicaclasicaBA el 27/1/24 con el título: Mozart:música,ideales y masonería

  • Artículo publicado en el ABC el 05/09/2011 por Susana Gabiña con el título: El otro genio de la familia Mozart

  • Artículo publicado por Raquel Almendral Doncel con el título: Mitos y realidades del efecto Mozart

  • Podcast: El descampao: Nacimiento del efecto Mozart: el estudio de Reuscher

  • Podcast:Cuarto milenio: El efecto Mozart

 
 
 

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