Baños de bosque: terapia en la naturaleza
- Jordi Abarca
- 30 may
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 3 jun
“Shinrin-yoku” significa literalmente “absorber la atmósfera del bosque”. Es un término creado por la Agencia Forestal Japonesa y popularmente se conoce como “baños de bosque”. Se iniciaron en los años ochenta en Japón para poner en práctica el hecho de disfrutar de un paseo terapéutico y contemplativo por el bosque, para estimular los cinco sentidos con el objetivo de combatir la avalancha de estrés crónico que se produce en el ámbito laboral.

La “Tierra del Sol Naciente” como sociedad tiene muchas virtudes, como la paciencia, la humildad, la gratitud y la solidaridad. Y también como nación tiene sus propios defectos. Resulta que en Japón los niveles de estrés asociados al trabajo son muy elevados, llegando al punto de que muchos empleados fallecen por exceso y agotamiento. Para nombrar este fenómeno se creó el término “Karoshi”, reconocido en Japón desde 1987 cuando el Ministerio de Salud empezó a recopilar estadísticas.
Todo empezó con la crisis del petróleo de 1973 la cual provocó que muchas empresas implantaran una nueva reestructuración laboral y normalizaran el trabajo de 70 horas semanales (100 horas extras al mes aproximadamente). Hacían creer que era todo un “honor”, un valor muy importante dentro de la cultura japonesa. Sus habitantes dedican tantas horas al trabajo que se les permite la posibilidad de dormir periodos cortos durante la jornada laboral, conocido con el término “Inumeri” (práctica japonesa que consiste en quedarse dormido en lugares públicos, como el trabajo, el transporte público, en parques o incluso en reuniones).
Las cifras anuales de víctimas causadas por el fenómeno “Karoshi” son mayoritariamente por accidentes cardiovasculares o suicidio, debido al estrés inhumano que están sufriendo sus habitantes y que cada año está casi igualando a las víctimas que padecen accidentes de tránsito en ese país del Asia Oriental.
Hasta no hace mucho tiempo en Japón la salud mental no se contemplaba como un problema importante a tratar. Poco a poco están tomando cada vez más consciencia del problema importante que tienen en la sociedad. Por desgracia, parece ser que a los japoneses culturalmente les cuesta mucho pedir ayuda profesional y esto no hace más que agravar dicha cuestión. Su población denomina a la depresión con el término “Kokoro no Kaze” traducido como “resfriado del alma”.
A partir de estas alarmantes cifras de los años 80, el gobierno japonés empezó a promover a la población los baños de bosque, “Shinrin-yoku”. Este término lo inventó el director de la Agencia de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón, Tomohide Akiyama, sin estar respaldado por ningún dato científico.
(En este punto, me tomo mi tiempo y me pregunto:
¿No hubiera sido mejor que el gobierno japonés se hubiera podido plantear seriamente reducir las horas semanales dedicadas al trabajo? De ese modo sus empleados tendrían una jornada laboral decente y se evitarían tantas víctimas producidas por el estrés, ¿no?)
Así las cosas, se encargó al doctor Qing Li -autor del libro “El poder del bosque”- que empezara a investigar y estudiar las virtudes de los bosques, hasta convertirse en el mayor experto mundial en Medicina Forestal.
Es bien sabido a día de hoy que los baños de bosque tienen beneficios científicamente comprobados y sirven para combatir el estrés, declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “la auténtica epidemia del siglo XXI”.
En sus estudios se ha podido comprobar que gracias a los paseos por el bosque, se reduce bastante la hormona del estrés que es la causante de muchas enfermedades psicosomáticas. También disminuye la tensión arterial, el azúcar en sangre, el insomnio, y mejora la concentración, la memoria, la salud cardiovascular y potencia nuestro sistema inmunológico. El doctor Qing Li comparte que la mayoría de personas pasamos demasiado tiempo en espacios interiores. Él lo define como déficit natural en la sociedad y afirma que esto nos puede llegar a producir sentimientos negativos sobre la vida.

Una de las conclusiones a las que se ha llegado es que el aire del bosque está lleno de fitoncidas, sustancias naturales que segregan los árboles como protección ante los insectos, bacterias y hongos. Así se explica cómo su sistema defensivo mejora el nuestro. Distintos estudios que se siguen realizando han comprobado que la fragancia cítrica de los fitoncidas actúa como antidepresivo, potenciando nuestro buen humor y bienestar emocional cuando inhalamos esta sustancia.
Algunas de sus recomendaciones sobre los paseos por el bosque es que deben ser de entre tres y cuatro horas aproximadamente para recorrer una distancia de no más de dos kilómetros. Los paseos tienen que ser muy pausados y con frecuentes descansos, nos tenemos que olvidar de las prisas, del ruido mental y de los móviles para conectar con nuestros cinco sentidos. Una muy buena práctica es poder cerrar los ojos, respirar hondo y centrarnos más concretamente en el sentido del oído y del olfato.
Esto ya nos lo dijo el inmenso biólogo y padre de la biodiversidad Edward O.Wilson apodado como el “Darwin del siglo XXI” cuando acuñó el concepto “Biofilia” en su libro publicado en 1984. Este término se describe como la necesidad fundamental de conexión innata y emocional de los seres humanos con el mundo natural.
En la actualidad los baños de bosque forman parte de un programa nipón de salud nacional. En Japón es una práctica terapéutica profundamente integrada en su cultura. La ejercen entre uno y dos millones de personas que aprovechan sus bosques que cubren el 67% de su territorio. En 2006 la agencia forestal de Japón designó el Parque Natural de Akazawa como Centro de Terapia de Bosque. En el parque se puede encontrar un centro terapéutico con personal médico para consultar sobre los beneficios de la Medicina de Bosque.
Recuerdo que hace unos cuantos años estaba inmerso en un proceso personal muy vital. En este viaje interior fueron muy importantes mis paseos por la Serralada del Litoral (pulmón verde del Maresme). Puedo compartir por propia experiencia que para mí eran muy reconfortantes y reparadores ya que me dejaban con una sensación de bienestar y calma interna muy agradable y necesaria. Tomo consciencia escribiendo este artículo que los tengo que recuperar para experimentar sus grandes beneficios para mi cuerpo.
Quiero terminar con unas palabras del doctor Qing Li:
“El bosque puede salvarnos o al menos curarnos. Sin embargo, primero tenemos que encontrar los árboles y hacer tiempo para ello”.
BIBLIOGRAFÍA
Artículo publicado en lavanguardia.com el 20/05/2021 por Natàlia Pastor con el título: ¿Qué son los baños de bosque y por qué alargan la vida?
Artículo publicado en BiBos 6.0 con el título: Historia y origen de los baños de bosque: De Japón" a España
Artículo publicado en bbc.com el 9/10/2016 por Zaria Gorvett con el título: Qué es el "Karoshi", la muerte por exceso de trabajo que en Japón es un problema de salud pública
Artículo publicado en www.mistralbonsai.com con el título: Baños de bosque, la medicina forestal que llega desde Japón
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